Has acudido al veterinario, pero te confirma que está perfectamente sano, tu sigues detectado que algo le pasa: está triste alicaído, ¿qué le ocurre?. No son imaginaciones, los perros también pueden estar sujetos a alternaciones psicológicas. Estas son algunas claves para detectarlas:
Los perros ancianos son más propensos a padecer problemas de comportamiento a causa de la ansiedad: los cambios de hábitos y horarios, les pueden afectar con más facilidad. ¿La causa? Los achaques propios de la edad y la pérdida progresiva de facultades físicas los hacen sentirse más vulnerables y, por tanto, dependientes de su amo.
Las razas más acostumbradas a vivir en manada, como los Beagle o los Husky, soportan mal la soledad. En estos casos es frecuente que el perro aúlle, gima o ladre sin cesar cada vez que se queda solo: padece un trastorno denominado: angustia de separación”. Se soluciona con una buena educación desde que llega a casa, pero también con otro perro como compañero.
Algunos perros dejan de comer y se abandonan hasta tal punto, después de la pérdida de su amo, que pueden llegar a morir. No se trata de ningún antropomorfismo, por supuesto, el perro no tiene capacidad para decidir si quiere seguir viviendo o no, pero si puede entrar en un estado de depresión aguda tal, que aumenta las posibilidades de enfermar o incluso de sufrir un accidente.