Una de las peculiaridades del pavo es que por muchos es acusado de dimorfismo sexual. Mientras que los machos llegan a pesar 20 kilos, las hembras no suelen pasar de los 12. Este rasgo característico obliga a dividir la cría de pavo en función de su sexo, ya que cada una tendrá un proceso de crecimiento diferente. Aunque no sea una especie avícola que se críe de manera habitual en las granjas y que es muy delicada.
Al contrario que otras especies, el pavo es una especie más delicada, aunque hoy en día podamos hacer frente a cualquier inconveniente que nos presente su cría, a través de los medios y avances con los que disponemos para facilitar nuestras tareas agropecuarias. Los pavos tienen a sufrir enterohepatitis cuando entran en contacto con las gallinas, tanto de manera directa como indirecta. Aunque, para paliar y prevenir esta enfermedad, existen en el mercado una serie de piensos que se destinan a estos animales que ya contienen antibióticos para combatir esta enfermedad.
Si no disponemos de espacios diferentes para criar gallinas y pavos de manera separada, podemos criarlos juntos, siempre y cuando tomemos una serie de precauciones: darles a nuestros pavos este pienso especial, y consultar con el veterinario para que él nos aconseje las medidas más adecuadas que debemos adoptar.
Las condiciones ambientales también pueden influir en la salud de nuestros animales, más aún si nuestra granja está situada en una zona de altas temperaturas o de cambios bruscos ya que puede provocar estados nerviosos en los animales, ya que son muy sensibles a estos factores.
Así también una iluminación excesiva puede provocar alteración o heridas producidas por ellos mismo, al arrancarse las plumas o, en casos extremos, pueden llegar al canibalismo. Todo esto se debe a que los pavos tienen no sólo sensibilidad física sino también anímica y nerviosa.