Tenemos una parcela en nuestro huerto o jardín desaprovechada y que no utilizamos. Si queremos sacarle verdadero partido, sólo tenemos que hacernos con un gallinero casero, algunas gallinas ponedoras, y obtendremos huevos frescos y caseros todos los días. Pero, cuidado, ni cualquier gallinero ni cualquier sitio de nuestro huerto o jardín valen. Existen varios tipos de gallineros, estos son los más comunes.
Gallinero de madera
Son más grandes y su diseño es perfecto para integrarlo en nuestro jardín, ya que le aporta un ambiente más rústico y tradicional de una típica casa de campo. Gracias a su estructura de madera, las gallinas se encuentran en un espacio más cómodo y cálido, ya que la madera es un material que protege muy bien contra el frío. En cuanto a la lluvia o las inclemencias del tiempo, este tipo de gallineros están preparados de fábrica para soportar intenso sol y humedad, gracias a sus barnices y pinturas especiales, no tóxicas para los animales.
Gallinero de plástico
Si cuentas con un patio grande, puedes optar por un gallinero de plástico. Su diseño es muy discreto y nada aparatoso, por lo que puede ir en cualquier espacio libre disponible sin que genere ninguna molestia. Es algo más cómodo de limpiar que los gallineros de madera. La mayoría están realizados con chapa galvanizada y lacada para resistir las condiciones meteorológicas adversas y malla electrosoldada tanto en la base como en la entrada.
La elección entre un tipo de gallinero u otro dependerá del espacio que se disponga (de al menos tres o cuatro metros cuadrados y a unos 4,5 metros de distancia) y el diseño que más nos guste. Ambos son dos opciones muy confortables y prácticas, ya que al colocarlos en alguna zona de huerto o jardín, nos facilitarán un excelente abono orgánico, rico en nitrógeno y fósforo que ayudará a fertilizar las plantas de nuestro jardín.