Algunos perros tienen un rostro de duro pero, en realidad, son muy buenos y cariñosos. También ocurre lo contrario. A veces, esta agresividad la logramos controlar con una educación firme y constante pero, cuando esto no es posible lo mejor es acudir a un experto que te ofrezca ayuda profesional. Sigue estos consejos para evitar que su agresividad sea mayor.
- Castiga con precaución: un cachete en el hocico o zarandearle son reprimendas efectivas pero no deben aplicarse como respuesta a una actitud agresiva o por haber enseñado los dientes. En este caso son contraproducentes porque aumentan su dominancia. La indiferencia absoluta es el castigo más indicado para estos casos.
- Antes de comprar un perro, asegúrate de que tienes la oportunidad de ver a todos los miembros de la camada, así podrás comparar temperamentos.
- Desde que llegue a casa no les permitas que tome las riendas de vuestra relación. Debe asumir que su puesto es el de mascota, no como jefe del clan. Por ello, nada de permitirle subir a los sillones, ladrar sin más o tirar como un poseso de la correa durante el paseo.
Y recuerda, si estos consejos no surten efecto: consulta a un experto. Nadie mejor que un experimentado adiestrador o un veterinario especializado en comportamientos animales podrá asesorarte sobre los pros y contras de la elección, así como te dará las pautas necesarias para manejar a este tipo de perros con tendencia a lucir un comportamiento dominante.