No es cuestión de razas, aunque es cierto que hay algunas más problemáticas que otras. Pero, lo cierto, es que todos los cachorros presentan comportamientos difíciles de dominar en las primeras fases de vida, pero imprescindibles de controlar para que sea un perro equilibrado y educado. Estas son algunas claves:
- Antes de adoptar un perro, ya sea de la raza que sea, asegúrate de que durante sus dos primeros meses de vida tiene o ha tenido encuentros frecuentes con personas. Y es que, la ausencia total de la figura humana durante el primer periodo de vida puede llegar a perjudicarle. No te extrañe si la primera reacción que tiene cuando ve a una persona sea echar a correr. La sola presencia del criador en estos meses no es suficiente, desde su nacimiento debe haber tenido contacto con otras personas.
- De igual forma, la presencia constante de otros colegas de su especie es beneficioso para controlar su temperamento. No basta sólo con las relaciones con sus hermanos de camada, también es necesario que conozca a otros perros ya sean mestizos o de raza.
- Cuando recibas a tu cachorro, además de proporcionarle una educación equilibrada y coherente, procura enriquecer su vida a diario. No lo mantengas atado a una cadena ni lo confines en una habitación. Debe conocer mundo, salir a la calle, conocer a sus vecinos y jugar con ellos. En definitiva, debe pasar por el imprescindible proceso de la socialización.
- Y recuerda, sus experiencias juveniles quedarán marcadas a fuego en su cabecita: tanto las cosas agradables como las que no lo son tanto. Una mala pasada o la falta de cariño repercutirán en su comportamiento de adulto.