La estructura básica de un invernadero es, básicamente, madera y aluminio, existiendo la posibilidad de utilizar plástico. Su construcción no es muy difícil de realizar, aunque si bien es más sencillo comprar uno ya prefabricado, lo que nos permite poder disfrutar del cultivo de nuestras plantas en menor tiempo.
El aluminio es un buen material para construir nuestro invernadero, ni se pudre ni se oxida, aunque si reacciona con mayor intensidad ante el frío y el calor, por lo que se enfría en invierno. Pero no resulta un factor de importancia, ante cualquier duda, siempre será mejor adquirir un invernadero prefabricado.
Los invernaderos de madera, mientras tanto, deben fabricarse con maderas como el cedro o la teca, que son resistentes a las inclemencias meteorológicas. No merecerá la pena emplear pino u otra madera que nos obligue a pintarla con frecuencia para evitar que se pudra. La madera tiene una pequeña desventaja, y es que evita la entrada de luz, algo que no impide el aluminio. Aunque, por otra parte, su aspecto es más agradable y podemos incluso, trabajarla nosotros mismos. Un invernadero construido con madera de cedro dura tanto como la vida de su propietario.
El invernadero aislado es de cristal. Permite la entrada de un máximo de luz y son perfectos si queremos cultivar árboles frutales o plantas grandes directamente en la tierra del invernadero. Si tienen las paredes bajas, reduciremos la pérdida de calor. Muchos invernaderos tienen una pared orientada al norte y la cara sur toda de cristal. Así, las zonas oscuras situadas bajo los estantes podremos utilizarlas para cultivar champiñones o setas. Por otro lado, el agua de la lluvia la podremos recoger en un tonel que calentaremos al contacto con el aire del propio invernadero.