La incubación es el proceso mediante el cual el huevo se transforma biológicamente en polluelo. Es un fenómeno que consiste en mantener los huevos en unos niveles de humedad y calor durante un cierto tiempo, teniendo en cuenta la especie, no será lo mismo los huevos de nuestras gallinas que los de los patos.
En la actualidad, este proceso se lleva a cabo mediante la incubación natural y artificial. La incubación natural se basa en la utilización de las propias madres para que ofrezcan los cuidados necesarios a sus huevos, o también podremos recurrir a madres adoptivas que pueden ser de la misma especie o distinta. El inconveniente de este tipo de incubación es que debemos buscar hembras que muestren buenas aptitudes maternales, ya que no todas las gallinas tienen la misma predisposición para poner huevos.
Una buena madre mudará los huevos constantemente de sitio, así los huevos del centro irán a la periferia y viceversa. Es lo que se denomina el trasiego de la clueca, para que el embrión no se pegue a la cáscara, con los perjuicios que eso conllevaría.
Mientras que la incubación artificial consiste en utilizar unos aparatos que se conocen como incubadoras, estas últimas han ido ganando terreno a la incubación natural. Esto es debido a que en la incubación natural existen imprevistos que se pueden solventar con la incubación artificial, también mediante éste sistema eclosionan más huevos que con la incubación natural.
No tenemos por qué deshacernos de los métodos naturales. Podemos combinar los métodos artificiales aprovechando las ventajas que nos ofrecen la incubación natural.