La educación de nuestro perro es vital si queremos tener una mascota tranquila y equilibrada en nuestro hogar. Desde el primer día que llega el cachorro a casa debemos empezar con una serie de rutinas y de enseñanzas para ir habituándolo a una disciplina. De igual modo que existen normas en nuestro hogar que todos sus miembros cumplen para una buena convivencia, también nuestro perro debe cumplirlas. Pero a veces la falta de conocimiento del comportamiento de nuestro perro, nos lleva a cometer errores en su educación. Estos son los más comunes:
- Utilizar gritos para indicarle una orden o para que rectifique su compartimiento: debemos emplear una voz grave y enérgica que exprese autoridad, pero nunca utilizar los gritos, ya que, cuanto más aguda sea nuestro tono de voz, más se excitará.
- Cada miembro de la familia tiene una forma distinta de darle una orden: si queremos que nuestro perro obedezca debemos establecer con toda la familia un lenguaje de adiestramiento. Si queremos que atienda a la orden “¡Quieto!”, debemos establecer el tono y la forma en que se lo vamos a decir. Que duda cabe que si cada uno le dice una cosa de un modo diferente, nuestro perro al final hará lo que le apetece.
- Seguir regañando a nuestro perro tiempo después de haber hecho una fechoría: de nada sirve si, dos horas después de haberse hecho pis en una zona que no debía, le intentamos corregir. Debemos estar atentos, y más en la primera etapa en casa, para corregir el mal comportamiento en cuanto se produzca. Es muy efectivo que toda la familia se mantenga un poco seria con el durante cinco o diez minutos, pasado ese tiempo debemos volver poco a poco a la normalidad.
- Pegarle un cachete en el trasero para reñirle: NUNCA debemos utilizar la violencia contra nuestro perro, en todo caso podemos imponernos serios ante él o, si es muy rebelde, cogerle por la piel del pescuezo (por donde suelen coger los animales a sus crías para transportarlos de un lugar a otro) de forma enérgica pero SIN agresividad.
Es recomendable que toda la familia se una para educar al perro y que uno de los miembros sea el que ejerza una mayor autoridad, sin que eso implique que la ausencia de éste le haga librarse a nuestro perro de la correspondiente reprimenda.