
Lo que diferencia a los patos domésticos de los salvajes es su buen carácter, además son una de las mascotas más amigables y tiernas para los niños.
Cuando un pato doméstico se cría en contacto con los seres humanos, los reconocerá, los seguirá y se encariñará con ellos.
Los patos domésticos son capaces de socializar con otras mascotas como por ejemplo perro y gatos, y pueden llegar a ser buenos compañeros de juegos.
Todo lo que necesitan los patos es espacio (no requieren de atenciones especiales) y cuidados mínimos (comida, agua, y veterinario cuando sea necesario).