Domesticar a una gallina no es tarea difícil pero tampoco es imposible. Utiliza gestos tranquilos, sin mostrar brusquedad, tómate tu tiempo y deja que poco a poco tu gallina empiece a tomarte confianza. Cuando menos te des cuenta, estará comiendo de tu mano.
Intenta no ponerla nerviosa haciendo pases nerviosos para cogerla. La gallina puede moverse con bastante rapidez, y si intentas cogerla con un movimiento rápido y brusco, quizás acabes arrancándole las plumas. Si resulta muy difícil, déjala tranquila durante unos minutos, para que se calme y vuelve a intentarlo más tarde. A veces es muy útil que haya más de una persona presenta para que así, entre varios, podáis taponar las vías de escape con mayor efectividad.
Una vez que hayas conseguido coger una gallina, apóyala sobre tu cuerpo usando una mano para sujetarla por debajo. En esta posición es muy habitual que la gallina se quede tranquila. También es muy efectiva la posición de la “cabeza hacia atrás”.
Otro truco para domesticar a tu gallina, es intentar cogerla cuando se haya ido a dormir. Abre la puerta del gallinero y cógela cuando esté sobre la percha. Vuelve a colocarla suavemente donde estaba. Tanto tú como la propia gallina encontrarán este momento mucho menos estresante que cuando se realiza durante el día.
Cuando consigas domesticar a tus gallinas, te encontrarás con la satisfacción de que comerán en tu regazo o se subirán al hombro si está sentado con ellas. Incluso, es muy posible que te sigan.