Las primeras que saques a tus gallinas para hacer ejercicio o para que paseen por el jardín, hazlo cuando sea por la tarde. De esta manera, no podrán alejarse mucho porque la luz de la mañana no será tan intensa. Para conseguir que se acerque, utiliza un puñado de semillas: atraerá su atención.
Domesticar a una gallina no es tarea difícil pero requiere de paciencia y de tiempo. Tendrás que quedarte en el jardín con ellas para animarle a acercarse a tirando al suelo golosinas tales como maíz y pasas, para que las puedan encontrar. Aprovecha para darles de comer en la mano, les ayudará a ir adquiriendo cada vez más confianza.
Puede que que las gallinas se encuentren más cómodas comiendo de tu mano que del suelo. Cuando notes que ya van cogiendo cada vez más confianza, aprovecha para acariciarlas. Evita los movimientos rápidos o bruscos, y acaricia suavemente las plumas de su pecho y espalda.
Para coger a una gallina, intenta hacerlo cuando el animal esté tranquilo y no se sienta nerviosa con tu presencia. Agárrala con confianza con ambas manos sobre su espalda, sujetando las alas contra tu cuerpo, para que así no pueda aletear. Levántala del suelo y sujétala apoyándola contra su cuerpo, aguantándola por debajo con una mano. Es posible que la primera vez se revuelva un poco pero, una vez que se encuentre segura, se quedará tranquila entre tus brazos.