Cepillar a un caballo es una de las tareas esenciales para mantener su pelo en perfectas condiciones, ya que éste es el que los protege contra las distintas condiciones climáticas.
El mejor momento para cepillar a un caballo es después de que haya trabajado o lo hayamos montado ya que estará sudado debido al esfuerzo físico, su cuerpo estará caliente y de esta forma será mucho más fácil eliminar la suciedad.
Cómo hacerlo
Lo primero que debemos hacer es cepillar al caballo con un cepillo de raíces por todo el cuerpo sin hacer demasiada presión para evitar hacerle daño o molestarle. Cepillaremos con especial atención zonas como la cabeza, la barriga y la parte inferior de las patas, ya que son las zonas donde se acumula más suciedad. De esta forma eliminaremos el barro y el sudor, algo que puede provocar que se resfríe, sobretodo en invierno.
Seguidamente, repasaremos todo el cuerpo del caballo con un cepillo más suave.
Mientras cepillamos deberemos estar atentos a las reacciones y comportamiento del caballo para así saber si lo estamos haciendo bien o le estamos haciendo daño. Si lo notamos nervioso o patea, seguramente estaremos presionando demasiado. Si está quieto será señal que lo estamos haciendo bien.
Siempre es recomendable pasar varias veces por una misma zona para asegurarnos que eliminamos toda la suciedad y siempre se hará siguiendo la dirección del pelo.
Finalmente peinaremos la cola y los crines.
Limpieza de la cara
La cara del caballo se debe lavar con una esponja sin jabón. Debemos tener cuidado al hacerlo ya que no suele gustarles mucho.
Limpieza de los cascos
Se debe retirar toda la suciedad (u objeto) que haya quedado clavado en ellos, como por ejemplo bolas de barro, de esta forma evitaremos problemas en las patas del caballo.